sábado, 18 de abril de 2009

Las voces silenciadas del motín de Quatre Camins

¡Pero sigamos!, pues aún quedan cuestiones que no puedo explicar en primera persona. Como decía, después de pasar los controles y los rigores de una calefacción parcialmente estropeada, por fin pude comunicar con Amadeu. Como en anteriores ocasiones, ya esperaba en la cabina. Nada más verme, cogió el telefonillo y me hizo notar que en mi lado no había silla. Miré para un lado y para otro, y no vi ninguna silla libre y todas las cabinas ocupadas, algunas con varias personas que comunicaban. Sólo ponen una silla por cabina de comunicación, por lo que si solicita comunicar más de una persona con algún preso, o bien deben de hacerlo de pie, o bien deben de coger una silla de otra cabina. Muchas de las personas que comunican, son madres que llevan sus bebés, abuelas, abuelos de los presos, etc y necesitan más de una silla.

A los pocos minutos de entrar a comunicar, y mientras le decía a Amadeu que no me importaba permanecer de pie, alguien golpeo el cristal de la puerta a mis espaldas y entró disculpándose. Era la funcionaria que siempre me encuentro en las comunicaciones, que me traía una silla. Realmente, hay algo que está cambiando; pero no es la prisión. En mis últimas visitas a esta prisión, he comprobado que, de puertas hacia fuera, hay un esfuerzo por demostrar cierta cara amable que antes era muy improbable.

Comenzamos a hablar y le pregunté cómo se encontraba. Su respuesta sin dudarlo, fue que ahora, tras el cambio de medicación, estaba mucho mejor. De hecho ya llevaba varios días trabajando y además le habían llevado una copia del contrato del programa al que se había llegado como compromiso en la huelga de hambre y Amadeu me comentó que le había enviado una copia a su abogada. También me fue confirmando en su magnitud, algunas de las cosas que ya he comentado. Que llevaban dos días sin aguas, y que les daban 3 botellas de agua mineral por persona y día, para que tuviesen agua para beber y para su aseo más elemental. Que algunos lavabos de los patios de unos módulos concretos, estaban cerrados para que nadie los pudiera utilizar; que había muchas celdas en las que la calefacción no funcionaba; que en algunos módulos, las goteras eran tan importantes, que se les llenaban de agua cuando llovía. O sea, que el agua estaba completamente, fuera de todo control. Lo más sorprendente de esta situación, es que en los módulos, afectaba tanto a presos como a carceleros, y de ahí que a los funcionarios, se les viese en el interior de las garitas con chaquetas y chaquetones y con tantas botellas de agua. Se ve que un carcelero se le acercó y le preguntó que tal y como estaba la situación, cuánto tiempo tardaría en hacer un escrito de denuncia de toda esta situación. Él le respondió que ahora era el momento de otra denuncia y que ya se enteraría por los medios de contrainformación. Y como Amadeu anda en otras cuestiones, por eso me presto yo a hacer la denuncia pública de dicha situación. Así no podrán decir luego que ha sido él.

Mientras me comentaba por encima estas cuestiones "domésticas", notaba que el semblante de Amadeu tenía una expresión diferente a la del dolor de mi última comunicación. Había ganado peso y volvía a tener la expresión alegre y relajada de siempre, que sólo se le cambió cuando me comentó que el número de personas que habían muerto en esta nueva prisión, se escapaba a toda normalidad estadística y que la parte restringida y de seguridad del "especial", seguía siendo el de la prisión de siempre; un lugar ideado para el tormento. Me puso al día sobre las últimas declaraciones, de la consellera Tura, que había leído en prensa y que le habían indignado tanto que había hecho un escrito que difundiría por el exterior. También me recordó que algunos de los encausados por el último motín a finales de Abril del 2004 en Quatre Camins, se encontraban en Brians 2 y cómo la institución penitenciaria había "conseguido" testimonios de presos con los que, los acusados, ya estaban condenados antes del juicio. Me habló del artículo que aparecía en La Vanguardia, en el que los titulares anuncian el "macrojuicio por el motín de Quatre Camins" y explican el desmesurado despliegue policial que comportará. Me comentó que los años de condena que barajaba la noticia, para los "principales encausados", no eran los solicitados y que la petición fiscal era mayor que la cantidad aparecida en el artículo y que toda la información, era una distracción de los conflictos reales de la prisión y del motín. Reconozco que es dificilísimo poder contrarrestar un despliegue informativo como el que tuvo el mencionado motín. Pero por lo que recuerdo, hay una perversa manipulación en la versión oficial de los hechos. Tanto es así, que se barajaron diferentes versiones oficiales según la institución que las ofrecía. Cada central sindical de carceleros, daba la suya; e DGSP de Catalunya, otra bien distinta. Al final, la sensación que me quedó, es que se tuvieron que poner de acuerdo para consensuar una; la que más credibilidad ofrecía y menos lagunas dejaba. Toda información que no fuese en ese sentido, fue neutralizada y silenciada; así, diferentes testimonios que surgían del lugar de los hechos y que en un principio aparecieron en algunos medios de comunicación radiofónica, desaparecieron. Recuerdo especialmente uno que explicaba que el subdirector que más tarde resultaría gravemente agredido, entró de malas maneras amenazando y con intención de golpear a los presos que mantenían a un funcionario maniatado como rehén. Y cómo ese intento de agresión, tuvo como consecuencias la grave agresión que sufrió. También recuerdo como se explicó que el funcionario maniatado y golpeado, temía por su vida y que uno de los presos le aseguró que, él se encargaría de que nadie le matara, que no era eso lo que pretendían. Ahora, resulta que sobre ese preso, recae una acusación de amenazas e intento de asesinato.

Es difícil contrarrestar todas las versiones oficiales que difunden los medios de comunicación y mucho más difícil cuando se trata de una prisión, cuyo espacio y entorno penitenciario, no pretende ninguna transparencia sino más bien al contrario: un oscurantismo total.

La comunicación con Amadeu, dió para mucho, sobre todo para recuperar algunos recuerdos que, con este juicio, vuelven. Nadie va a cuestionar las condiciones en las que se encontraban en aquellos momentos en Quatre Camins, una prisión que hacía 2 años, había sido objeto de otra respuesta de protesta por parte de los presos, y que había sido desvirtuada como un motín cuando en realidad se trataba de una huelga de brazos caídos. En aquella ocasión si que salió a la luz pública la existencia de un comité de huelga negociador de unas elementales y mejores condiciones en la prisión; pero que ante la negativa por parte de la institución para promoverla, provocaron una entrada masiva de mossos y carceleros, venidos de otras cárceles, que degeneró en un enfrentamiento y un saqueo y destrucción de las propias instalaciones penitenciarias. Al final, los únicos que pagaron su osadía, fueron el grupo de presos represaliados y dispersados a otras prisiones; y sin embargo, las hordas represoras y responsables, no sólo de la situación que se malvivía en un centro en el que se habían producido diversas muertes, sino también de muchos de los desmanes destructores de instalaciones penitenciarias, que luego se difundieron que habían sido realizadas por los presos amotinados. En este "macrojuicio" que se avecina, nadie va a cuestionar la versión oficial. A pesar de que es una de las más recurridas excusas utilizadas para otros abusos: la entrada de droga en prisión. Sólo hay que conocer un poquito el medio penitenciario para saber que la droga en prisión, mayormente entra con la connivencia de funcionarios. Que esa "organización" de presos para entrada de droga, es poco menos que ridícula, por no decir poco creíble; pero es la que mejores resultados le ha dado siempre a la institución penitenciaria. De ahí, que nunca se pueda erradicar la droga de la prisión; por eso y porque hay otro tipo de drogas oficiales a las que todo preso se puede apuntar; desde la metadona, hasta los trankimacines o el largactil. Por cierto, uno de los medicamentos que han recetado a Amadeu, es una pastillita de color amarillo que por lo visto se la recetan a las personas que tienen ataques epilépticos. No supo decirme cómo se llamaba esta medicación, pues eso mismo es lo que sucede en prisión, te administran medicación sin ningún tipo de información, sin que sepas de qué se trata. Tendríamos que conseguir saber qué clase de medicamento le están suministrando a nuestro amigo y compañero; pues por lo general, este tipo de fármacos quitan más de lo que ofrecen.

Y así, hablando de todo esto y de otras cuestiones más personales, pasó el tiempo de la comunicación y nos despedimos hasta la siguiente ocasión. Por el pasillo, la fila de personas presas que acababan de comunicar, se dirigían hacia los módulos. Amadeu se giró y me lanzó un saludo de despedida y durante un rato, los familiares, amigos y amigas que habíamos ido a comunicar, permanecimos a la espera de que se abrieran la puerta para recoger nuestros documentos y marcharnos de aquel lugar. Durante el tiempo de espera, algunas personas comentaban lo del agua y la calefacción. Por lo menos algunas personas saben lo que pasa dentro..., pero me temo que nadie las quiere escuchar.

La funcionaria apareció encogida y envuelta en su chaquetón, abrió la puerta y nos devolvió los documentos de identidad. Atravesamos el patio, subimos los 3 pisos para buscar la puerta de salida, y nos cruzamos con las personas que esperaban el siguiente turno para comunicar.

Fuimos a recoger nuestros efectos personales, y salimos de nuevo al frío del exterior. Ya estaba oscureciendo, apenas quedaba algo de luz y empezamos a salir del recinto penitenciario y tomamos el camino de regreso antes de que desapareciese entre la oscuridad. Hasta la próxima Amadeu.

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